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La alegría de hacer algo bonito




Mi Papá: Dícese de aquel hombre que a pesar de los años no importan las distancias logra ablandar mi corazón y serenarme. 

Es casi media noche, había finalizado el “Desafío Tudela”, hora de llegar a casa aprovechando la cercanía del colegio donde se desarrolló la actividad. Con una sonrisa mi viejo me dijo: “Don Bosco (Papá es salesiano hasta la médula) debe estarse riendo con tu afán.”  Esta frase me sereno…fue un momento donde se conectaban la impaciencia del sembrador ante la bella sonrisa del Creador reflejada en un rostro humano…


Un fin de semana de reencuentros: la tierra de origen, el antiguo colegio y amistades, el Movimiento Juvenil donde me forme y se forjo mi vocación jesuita se sumaban o le permitían sumarse a una nueva historia junto a más de 30 jóvenes maracuchos. Estas vivencias sirvieron de inspiración para escribir sobre la alegría de hacer algo bonito.




Pensaba…

La escuela/colegio despierta en el joven cosas bonitas, llena el corazón de sentimientos sinceros, no existen impedimentos que los alejen de sus sueños, se gozan “vacilan” los tiempos dedicados a la siembra y al recoger.





Con el paso de los años y las dinámicas propias de la etapa universitaria, acompañada de un incremento de responsabilidades, la búsqueda de plenitud toma un giro y ya no se centra en el disfrute de los días de siembra, sino que se produce un deseo por entrar rápidamente en los días de frutos…


Venezuela y su realidad nos ubican en tiempos de siembras, nuestro accionar parece tomar otros rumbos,  los vaivenes de la vida nos empujan hacia la ansiedad  por encontrar resultados de manera rápida, soñamos con los frutos antes que la propia siembra, se nos muere la ilusión, los anhelos, los sueños… pasamos a ser  meras maquinas. Compartir con los jóvenes de MACREY, los “timoneros anclados”, me interpelo profundamente ¿hacia dónde dirijo mis fuerzas? ellos con su testimonio lleno de ímpetu e irreverencia marabina (me hacía falta) me contagiaron el deseo de hacer algo bonito, salir de una dinámica voluntarista y entrar en una dinámica de confianza con el “Gran Capitán”- así llaman los macreyistas a Jesús-.

En nuestros colegios, nuestras iglesias (sea la religión que se profese), en nuestras calles, en todas partes hay jóvenes que nos sirven de ejemplo a la hora de buscar cosas bonitas… esta juventud reconoce que hay algo/alguien más, eso que la filosofía le da el nombre de trascendencia… ¡y en esa trascendencia confían!
"Sin fuego en el corazón no se puede quemar a otros". Pedro Legaria

Nuestros jóvenes caminan, cada a uno a su ritmo, con la trascendencia… con su “tumba‘o” ellos se reconocen como protagonistas para la transformación de este país ¿ Cual es la misión del acompañante ?


Ser parte de todo este acontecer, ¡es una gracia! lo sabrán y compartirán quienes trabajan con los jóvenes de este país, ¡una juventud increíble!,  quienes acompañamos no nos queda más que seguir apostando, abriendo posibilidades para que esta juventud escriba historia y cambie la de tantos otros… ¡ Es posible!




“Ojala que llueva café ”







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