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Las “vinotinto” de mi vida






Al igual que Héctor, mi primer recuerdo de la Vinotinto fue una derrota. En el Pachencho Romero de Maracaibo, por allá en 1999, Argentina con un equipo B, por no decir C, endosaba un 2 a 0 a Venezuela.  Desde ese día la selección de futbol, para ese momento no vinotinto, empezó a ser parte de mi identidad, pues bien, más allá del resultado percibí un pundonor por parte de los jugadores que genero una profunda admiración, me dije, ¡esta es Venezuela!

En los últimos 20 años, periodo de la peor crisis de nuestra historia, paradójicamente, la Vinotinto ha obtenido sus mejores resultados. Creo, que, alejándose de victimismos, miedo al que dirán, entre otros factores cada jugador descubrió que en su poder estaba la esférica, y con ella, todo era posible, en criollo, “se la creyeron”. Estos chamos se tuvieron confianza.

En ese sentido, quisiera hablar de la otra “vinotinto”, en referencia a su camisa de promoción, la Promoción 51 del Loyola. Estos chamos, que no llegan a los 20, se forman/educan en esta crisis. Me atrevo a decir que, en muchas ocasiones, los adultos nos referimos a la magnitud de la crisis, más se nos olvida que diariamente niños y jóvenes crecen en esta anomia ¿cuál es nuestro papel? vale la pena cuestionarnos.

El orgullo vinotinto trasciende el campo de juego, y no sé si seré el único, pero en muchas ocasiones pienso en que canchas de nuestro país se forjo el talento de los Rondón, Rincón, Martínez ¿Dónde aprendió a tapar así Fariñez? De igual forma, en mi historia, la “vinotinto” 51 trasciende las aulas de clases.

En los últimos días, la noticia de los niños fallecidos en el JM de los Ríos, en Caracas, me hace pensar y luchar porque hoy Gustavo, Pamela, Dubraska, etc. se formen para que mañana, pidiendo a Dios un mejor servicio de salud, puedan como futuros médicos de este país brindar dignidad humana a todos sin distinción de clase social, genero, credo. Sueño, en un país con infinidad de abogados, talantes como el de “Araguaney”, quien, con su alegría y nobleza, luche por los derechos humanos. Veo a “lalo” con casco coordinando obras de envergaduras, no olvidándose de los más necesitados. Sueño con una Lucia, estudiando fuera, como muchos, pero teniendo el corazón en Venezuela y hablando bien de ella, porque sí, aquí todavía hay mucho bien.

Entre ambas “Vinotintos”, hay mucho en común, no es difícil, extrapolar. Aún en la adversidad, la incredulidad, la desconfianza, sigo creyendo “en cada rincón, en cada latido de mi corazón”

Promo 51, “el balón está en su cancha”,

este servidor, aupando…

Letras inspiradas a partir de “país vinotinto” de  Héctor Escandell.



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