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De "Harry" a "Papá" : reconociendo nuestra humanidad



 Una buena película es y será siempre un buen recurso para distraerse, más en estos tiempos donde es importante conservar una buena salud psicoemocional. Conversando sobre Cine, con un compañero, llegamos a la conclusión que, si bien siempre ha existido la semiótica en el séptimo arte, con los años el impacto de la misma en la sociedad ha ido in crescendo producto de intereses políticos, económicos y sociales de diversos sectores. A tal punto ha llegado este fenómeno que muchas personas a la hora de elegir una película buscan lo más básico posible aludiendo la típica frase: “que no me haga pensar.” Aún en medio de esto, a mí me resulta imposible.  Por más absurda o vacua analogía y/o extrapolación siempre hay algo que me deja pensando. Así llegué a Armageddon.

Al detallar el nombre de la película, es evidente pensar de entrada “vaya nombre” para este momento que vivimos como humanidad. También me interpelaba, en la medida que se iba desarrollando la trama. (No es lo mismo ver esta película con 10 años, que a mis casi 30.) No obstante, algo me acercaba a ella en los últimos días. Para mi, ese acercamiento lo fue propiciando Dios, el hilo conductor de nuestra vida, y al que estamos llamados a encontrarlo en todas las cosas, como plantea la Espiritualidad Ignaciana.

Desde lo más superfluo como levantarme estos últimos días tarareando o cantando dontt guana closss may aissssss” ,en referencia al “Don't want to close my eyes.” del soundtrack de la película,  hasta saciar una doble necesidad, en primer lugar encontrar fuerzas, que solo me brinda ver una película en cuyo heroísmo del protagonista recuerdo a mi padre, Carlos y en segundo lugar, el deseo de a pesar de la distancia, poder compartirle algunas ideas a mis estudiantes que les animen en medio de estas dinámicas académicas virtuales, que son nuevas tanto para ellos, como para nosotros, docentes.




La primera idea, que saco de la película es como el miedo nos une. Más que considerarlo como un aspecto negativo, creo que el miedo producto del COVID-19, hace que vivamos un tiempo de reconocimiento de nuestra humanidad. También podríamos hablar de redescubrimiento o reconciliación con nuestro ser. Las categorizaciones políticas, económicas, culturales, religiosas han quedado en segundo plano frente a un virus que no hace distinciones. Todo se resume, en lo básico de ser humano.  En la película, podemos observar ese momento cuando Harry (Bruce Willis) y su hija Grace (Liv Tyler) son informados de la problemática que deben enfrentar.



En un segundo lugar, podemos hablar sobre la posibilidad de ser mejores. Estoy totalmente en desacuerdo con las afirmaciones en las que se achaca la Pandemia que nos aflige y otros males a “pruebas” de Dios, más si creo estas situaciones nos hacen crecer, pues nos permiten valorar lo verdaderamente importante, separar lo absoluto de la efímero. En la película Harry (Bruce Willis) elige a su equipo de trabajo, mientras lo hace, sin importar antecedentes personales ni las dudas de los demás, apuesta y brinda una oportunidad. Inevitable no pensar, como Dios no deja de soñar un mundo mejor, no deja de llamar a hombres y mujeres, sin ahondar en prejuicios, para trabajar desde las cualidades personales. Dios sigue posibilitando…


De manera especial para los más jóvenes, mientras escribo estas líneas pienso ¡coño, que rudo le has tocado!, les tocan dos opciones: victimizarse o afrontar esta situación. La segunda, la más difícil, los hará crecer. La imagen cuando Chick ( Will Patton) se acerca a su casa es muy ruda, vive lo triste de la incomprensión, pero la actitud que afronta este personaje, es una clave interesante, ahondar por acá sería Spoiler.

Por último, si esperaste que dijera algo sobre la actuación extraordinaria de Harry, lamento desilusionarte. A mi juicio, es una belleza como en las acciones sencillas presentadas en la trama, con aciertos y desaciertos, él logra que la relación con su hija Grace mejore y se fortalezca, a tal punto que inicia siendo “Harry” para terminar en “Papá.” Aquí, una clave en esta coyuntura, la cual no es otra, que el heroísmo ordinario: una buena conversa en familia, pinta, baila, lee, ve una buena película, pero por favor ¡QUÉDATE EN CASA!

Eso también es amor.

Vale finalizar diciendo, que Armageddon es una película del año 1998, que si bien fue un éxito de taquilla no deja de ser una clara muestra del cine comercial americano, con el típico héroe estadounidense que salva al mundo, de igual manera se aprecian durante la trama planteamientos “científicos” absurdos que rayan en la locura.   Pero trascendiendo la historia propuesta en el film, bien la recomiendo durante esta convalecencia por esa bala de cañón llamada “Coronavirus.”

Tengo fe.



Soundtrack, Armageddon.





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